La edición del 19 de julio de 2000 de la popular revista norteamericana
Time se dedica de manera especial a analizar el futuro de la tecnología.
(2) En esta edición, una veintena de connotados autores y líderes norteamericanos reflexionan sobre los retos y tendencias de la tecnología en el futuro. Entre ellos destacan el multimillonario empresario Bill Gates hablando de alimentos genéticamente modificados y el reconocido autor de novelas de horror Stephen King previendo la dolorosa desaparición de los libros.
El conjunto de predicciones es notablemente homogéneo: por un lado, y con muchas dificultades para demostrar cómo sucederá, algunos autores predicen que el cibersexo será mejor que el sexo, que existirá la televisión que además de imágenes transmitirá olores, que tendremos automóviles y electrodomésticos inteligentes y que la respuesta a todos los males de la superpoblación, especialmente el hambre, están en los alimentos genéticamente modificados. Es decir, que poco a poco la tecnología nos brindará nuevas posibilidades sensoriales, satisfará en mayor grado nuestras necesidades y que, por lo tanto, este mundo será mejor. Estos pronósticos sociales, por lo demás, son marcadamente conservadoras en términos de innovación: son meros ejercicios de extrapolación de lo que actualmente sucede de manera extendida en la sociedad norteamericana.
De otro lado, los autores que de alguna manera consideran las tecnologías de la información, la nanotecnología y la biotecnología, preven un futuro donde los desarrollos en estas áreas cambiarán radicalmente nuestra forma de vida: existirán nanobots, robots de tamaños minúsculos que permitirán la fusión entre la mente y el computador, la extensión de la Internet más allá de las interfases duras (el computador y los cables), la conexión entre sí de cerebros, la generación de una verdadera red mental en todo el mundo que intercambia información sin necesidad de textos o imágenes en nuevos lenguajes ahora desconocidos. Preven incluso, la suplantación de la realidad física actual por una completamente digital: una Matrix como la de la famosa película de los hermanos Wachowski.
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